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martes, 18 de noviembre de 2008

Sobre los resentimientos

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CONTENIDO
- Lecturas del Día
- Primera Lectura
- Salmo
- Santo Evangelio
- El Mensaje de Hoy


LAS LECTURAS DEL DIA

18/11/2008, Martes de la 33ª semana de Tiempo Ordinario. Dedicación de las Basílicas de los Apóstoles, San Pedro y San Pablo

PRIMERA LECTURA
Si alguien me abre, entraré y comeremos juntos
Lectura del libro del Apocalipsis 3, 1-6. 14-22

Yo, Juan, oí cómo el Señor me decía: «Al ángel de la Iglesia de Sardes escribe así: "Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras perfectas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Ahí en Sardes tienes unos cuantos que no han manchado su ropa; ésos irán conmigo vestidos de blanco, pues se lo merecen. El que salga vencedor se vestirá todo de blanco, y no borraré su nombre de] libro de la vida, pues ante mi Padre y ante sus ángeles reconoceré su nombre. Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu las Iglesias." Al ángel de la Iglesia de Laodicea escribe así: "Habla el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el principio de la creación de Dios: Conozco tus obras, y no eres frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como estás tibio y no eres frío ni caliente, voy a escupirte de mi boca. Tú dices: 'Soy rico, tengo reservas y nada me alta'. Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro refinado en el fuego, y así serás rico; y un vestido blanco, para ponértelo y que no se vea tu vergonzosa desnudez; y colirio para untártelo en los ojos y ver. A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos. Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el trono de mi Padre, junto a él. Quien tenga oídos, oiga lo que el Espíritu a las Iglesias." »

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5
R. Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mi.

El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. R. El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. R. El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará. R.


EVANGELIO
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 1-10

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: -«Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.» Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: -«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.» Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: -«Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.» Jesús le contestó: -«Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»

Palabra del Señor.



EL MENSAJE DE HOY
Sobre los resentimientos
Anónimo

Al tener un resentimiento vamos matando
nuestra semilla de felicidad interna;
La palabra resentimiento viene de re-sentir,
es decir volver a sentir intensamente una
y otra vez aquello que nos dolió;
es como si a diario tomáramos una cucharadita de veneno
que nos va amargando y destruyendo por dentro.

Es cierto que perdonar es difícil, especialmente a nosotros mismos,
nos cuesta trabajo perdonar nuestros errores y fracasos,
y lo peor es que ese resentimiento lo proyectamos en los demás
por la vía de la agresividad, la envidia y el mal humor.

Pero, como dice José Luis Martín Descalzo, pasarse la vida dándole vueltas
a nuestros propios errores es señal de un refinadísimo orgullo.
Cuando con serenidad nos aceptamos a nosotros mismos,
y a la vez sabemos exigirnos y sonreír ante nuestro propio espejo,
ya estamos bien preparados para perdonar a los demás.
A final de cuentas, perdonar es siempre la consecuencia de comprender,
y como dice Graham Green, "si conociéramos el último porqué de las cosas,
tendríamos compasión hasta de las estrellas".

Perdonar a veces sólo requiere de una percepción distinta,
de que veamos las cosas bajo otro lente: el del otro.

Cuando perdonamos nos quitamos un gran peso de encima,
nos sentimos más ligeros, libres y, sobre todo, en paz.
Es como reparar algo que estaba roto, nos ofrece un nuevo comienzo,
una nueva forma de vivir, nos vuelve a despertar a la verdad
de nuestra bondad y nos hace sentirnos dignos de amor.


Tu amigo y hermano
Arturo

"Si habueritis fidem,
sicut granum sinapis!"
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Sn Jn. 3:16

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