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viernes, 19 de agosto de 2011

¿Recuerdas lo del pato?

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CONTENIDO
- Lecturas del Día
- Primera Lectura
- Salmo
- Santo Evangelio
- El Mensaje de Hoy


LAS LECTURAS DEL DIA
San Juan Eudes, Presbítero
Primera Lectura


Lectura del libro de Rut (1, 1. 3-8. 14-16. 22)

En tiempo de los jueces, hubo hambre en el país de Judá y un hombre de Belén, llamado Elimélek, se fue a residir con Noemí, su esposa, y sus dos hijos a la región de Moab.
Murió Elimélek, y Noemí se quedó sola con sus dos hijos. Estos se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orpá y la otra, Rut. Vivieron ahí unos diez años y murieron también los hijos de Noemí, Malón y Kilión, y ella se quedó sin hijos y sin esposo.
Entonces decidió abandonar los campos de Moab y regresar al país de Judá con sus dos nueras, porque oyó decir que el Señor había favorecido al pueblo y le daba buenas cosechas. Se pusieron, pues, en camino, para volver a la tierra de Judá. Entonces Noemí dijo a sus dos nueras:
"Vuélvase cada una a casa de su madre. Que el Señor tenga piedad de ustedes, como ustedes la han tenido con mis hijos y conmigo".
Ellas rompieron a llorar y Orpá besó a su suegra, Noemí, y se volvió a su pueblo; pero Rut se quedó con su suegra. Entonces Noemí le dijo a Rut: "Tu concuña se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú también con ella".
Pero Rut respondió: "No insistas en que te abandone y me vaya, porque a donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios".
Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, regresó de los campos de Moab y llegó con ella a Belén, al comienzo de la cosecha de la cebada.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


Salmo Responsorial
Salmo 145
Alabaré al Señor toda mi vida.


Dichoso aquel que es auxiliado por el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto el mar encierra.
Alabaré al Señor toda mi vida.

El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo.
Alabaré al Señor toda mi vida.

Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado.
Alabaré al Señor toda mi vida.

A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos.
Alabaré al Señor toda mi vida.
Evangelio



Lectura del santo Evangelio según san Mateo (22, 34-40)
Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?"
Jesús le respondió:
"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".

Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús.



EL MENSAJE DE HOY
¿Recuerdas lo del pato?
Arturo Quirós Lépiz


Había un pequeño niño visitando a sus abuelos en su granja. El tenía una resortera (catapulta, flecha) con la que jugaba todo el día, él practicaba con ella en el bosque pero nunca daba en el blanco. Estando un poco desilusionado, regresó a casa para la cena.

Al acercarse a casa, divisó al pato mascota de la abuela. Sin poder contenerse el usó su resortera y le pegó al pato en la cabeza y lo mató. Estaba triste y espantado, y todavía en pánico, escondió el cadáver del pato en el bosque. Pero se dió cuenta que su hermana lo estaba observando. Ella lo había visto todo pero no dijo nada.

Después de comer la abuela dijo, "Sally, acompáñame a lavar los platos." Pero Sally dijo, "Abuela, Johnny me dijo que hoy quería ayudarte en la cocina, ¿no cierto Johnny? Y ella le susurró al oído a él, "¿Recuerdas lo del pato?" Entonces, sin decir nada, Johnny lavó los platos.

En otra ocasión el abuelo preguntó a los niños si querían ir de pesca, y la abuela dijo, "Lo siento pero Sally debe ayudarme a preparar la comida." Pero Sally con una sonrisa dijo, "Yo sí puedo ir, porque Johnny me dijo que a él le gustaría ayudar." Nuevamente le susurró al oído "¿Recuerdas lo del pato?" Entonces Sally fue a pescar y Johnny se quedó.

Transcurridos muchos días en que estaba haciendo sus propias tareas y las de Sally, finalmente él no pudo más. Fue donde la abuela y confesó que él había matado al pato. Ella se arrodilló, le dio un gran abrazo y le dijo, "Amorcito, yo ya lo sabía. Estuve parada en la ventana y lo vi todo, pero porque te amo te perdoné. Lo que si me preguntaba era hasta cuando tú permitirías que Sally te tuviera como esclavo."

¿Saben? Muchas veces sabemos que cometimos un error, sin embargo tratamos de ocultarlo a Dios quien todo lo ve, como si pudiéramos ocultarle algo. Esos errores con el paso del tiempo son lo que hacen a muchos decir:
-"yo no creo en Dios"
-"yo no necesito de Dios"
- "yo estoy bien así como estoy"
Pues no quieren nada con el Señor pues temen que les sacará en cara todos sus errores, y mientras tanto, cometemos el mas grande de los errores alejándonos del camino, y el enemigo siempre trata de traer a tu mente recuerdos de los errores que cometiste, para que te de miedo y no busques la misericordia del Padre.

Pues bien, Dios conoce tus defectos, y aún así está dispuesto a olvidarlos, no dejes que el pasado te aleje de tu creador y cada vez que alguien te quiera "¿recordar lo del pato?", recuérdale el amor de Dios reflejado en una cruz.


Su amigo y hermano
Arturo

"Si habueritis fidem,
sicut granum sinapis!"
< IchThus ><
Sn Jn. 3:16

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